miércoles, 15 de julio de 2009

Vampiria 2 Capitulo 3

Tras esta breve meditación seguí mi camino hasta casa, y me tumbé en la cama a descansar un rato, había quedado agotado tras la discusión. Sin darme cuenta llegaron las once de la noche, y me levanté de la cama para ir al cementerio y averiguar quien era la persona que provocaba esas muertes, y si era ella la que aterrorizaba la ciudad.

Caminé hasta el cementerio, y mientras esperaba a que sucediera algo me quedé mirando su tumba. La niebla se hizo todavía más espesa, y tras varias horas de espera no pasaba nada fuera de lo normal, ni un alma paseaba por el cementerio. Me disponía a volver a mi casa, y cuando estaba en la verja de la entrada, una figura se dibujaba en la niebla. La sombra se fue aclarando lentamente, hasta que la silueta de una mujer surgió. No era ella, ya estaba a mi altura, y era un chica de unos 16 años, pelirroja, un poco pálida, y de ojos grises.
- ¿Qué haces por aquí a estas horas?¿No has leído el periódico? - la pregunté interesado, y decepcionado al no encontrar a quien yo quería - Este lugar es muy peligroso.
- Lo mismo podría preguntarle yo a usted. A mi me pilla el cementerio de camino a mi casa, vengo de casa de una amiga. Pero si le parece peligroso, podría acompañarme hasta mi casa, si no le importa, claro.
- No te preocupes, no es molestia.

Me puse a su lado, y caminamos lentamente por el cementerio, sin hablar demasiado. Al poco, la chica pareció tropezarse con algo y cayó al suelo.
- ¿Estás bien?¿Te has hecho daño?
Me agaché para ver que la había pasado, y la observé el tobillo cuidadosamente.
- No es nada, solo que tengo algo de hambre y no me di cuenta de donde pisaba.
- ¿No has cenado en casa de tu amiga?
- No tenía nada que me gustase.

Su voz cambió, y su aspecto también. Su cara de niña se transformó en un grotesco rostro con unos enormes ojos de color rosado, una nariz aplastada contra su horrible rostro, y unos colmillos alargados que le sobresalían de su boca. Se lanzó hacia mi cuello, pero justo antes de que me hundiera sus colmillos, conseguí detenerla sujetándola por los hombros.
- Eres un vampiro.
- Y tú eres mi cena.
Con un fuerte empujón me separó de ella, golpeándome contra un árbol cercano. Me levanté del suelo con la espalda dolorida, y arranqué una rama puntiaguda del árbol.
- ¿Qué pretendes hacerme con eso? Eres un iluso, no podrás hacerme nada.
- Eso es lo que tú crees.

Ella se elevó varios metros sobre el suelo y se lanzó casi en picado contra mí. Cuando se encontraba a pocos metros del suelo, con su mano derecha lanzó una bola de fuego azulado. Rápidamente salté hacia un lado, dando una voltereta, esquivando su ataque. Al rodar cogí una piedra que había en el suelo, y al levantarme, se la lancé, golpeándola en la cabeza. Se quedó suspendida en el aire, doliéndose de la cara. Ésta es mi oportunidad, y salí corriendo hacia una de las múltiples tumbas que había frente a la vampiro. Apoyándome sobre ella, cogí impulso y salté, esgrimiendo la rama que había arrancado antes, y sin dándola tiempo a reaccionar, se la clavé en el pecho. Un agudo grito de dolor recorrió el cementerio, estremeciendo hasta a los fantasmas que vagaban perdidos por allí. Cayó fuertemente contra el suelo, gimiendo de dolor, revolviéndose como la cola de una lagartija cuando es arrancada. Me puse a su lado, mirando como sufría esa bestia venida del infierno.
- No puedo morir, soy inmortal. ¿Quien eres? - preguntaba entre gemido y gemido.
- Soy un cazador que estaba de vacaciones.
- ¿Un cazador?¿Cuál es tu nombre, maldito mata-vampiros?
- Me llamo Kira.
- ¿Kira? No puede ser, decían que era una leyenda...
- ¿Cómo?¿Qué es lo que sabéis de mi?

Me agaché y la zarandeé de un lado a otro intentando sonsacarla alguna información, pero fue inútil, en un instante se transformó en polvo en mis manos, y el viento se lo llevó lejos de allí.
Me levanté y fui hasta mi casa, pensativo en las últimas palabras de la mujer vampiro. ¿Qué sabían los vampiros de mí? Hacía 10 años que no mataba a ninguno, pensé que mi nombre había sido olvidado, tanto entre cazadores como entre vampiros. Por suerte, mis habilidades como cazador no las había olvidado, si no ahora estaría muerto. Mi sangre puede satisfacer a los vampiros si yo quiero, y si consiguen controlar la que chupan. En este caso, sin duda habría muerto.
Llegué a casa, y en cuanto entré me fui a la cama a dormir, pero no lo conseguí hasta ya avanzada la noche, le seguía dando vueltas a esas palabras.

CONTINUARÁ

2 comentarios:

  1. y encima, ambientado en un cementerio... xD que mas se puede pedir??

    Me quedo con:
    - Eres un vampiro.
    - Y tú eres mi cena.

    jajaja, que grande!!

    ResponderEliminar
  2. ayss por fin he podido leer jajaja
    llevo unas semanas agetreadisima pero aquí estoy leyendo los vampirillos, voy a leer la ultima parte q has escrito q me has dejado con ganas de más

    ta ahora!

    ResponderEliminar