domingo, 19 de julio de 2009

Vampiria 2 Capitulo 4

Pasó una semana entera sin que pasase nada especial, siguiendo al rutina diaria, y pensando en las últimas palabras del vampiro.

Otra mañana más volví a despertarme sudoroso a causa de la misma pesadilla que no me dejaba descansar en paz. Me vestí y salí de casa a trabajar sin desayunar, no tenía hambre. Mientras cerraba la puerta vi que había una carta en el suelo del rellano. Me agaché a recogerla, no tenía remite, tan solo venía mi nombre escrito. Di la vuelta al sobre para abrirlo, estaba cerrado con cera, y en ella estaba grabado el sello de la Sagrada Orden de los Cazadores, órgano dirigido por el mismísimo Papado. En esta orden eran ingresados desde muy pequeños a los futuros cazadores, sufriendo duros entrenamientos día tras día, hiciera Sol o estuviera helando, deseando morir para no tener que seguir soportando esa tortura. Me quedé estupefacto al verlo, y volví a entrar a casa a toda prisa. Cerré la puerta y abrí la carta a marchas forzadas, inquieto por saber que es lo que quiere la Orden de mí después de tantos años.

"Señor Kira:
La Sagrada Orden de los Cazadores le ruega acuda a una reunión de vital importancia en la ciudad de Budapest con el propósito de encargarle una misión. Esperamos que aparezca en el plazo de una semana desde que usted reciba la carta. Le esperamos ansiosos. "

¿Una misión para mí? Sonaba bastante extraño, con todos los cazadores que había repartidos por el mundo, por qué me habían elegido a mi, a pesar de llevar 10 años inactivo. Tal vez se hayan enterado de lo ocurrido la semana pasada, pero es imposible, no les puede haber dado tiempo a descubrirlo en tan poco espacio de tiempo. Dentro del sobre también venía un billete de avión para Budapest para mañana. No iba a aceptar el trabajo, fuera el que fuese, no volvería a matar a ninguna criatura excepto para defenderme, nada más. Tiré la carta a la basura y marché a trabajar. Al llegar solo encontré a Naru, que ya había limpiado casi todo el local.
- Buenos días, y perdón por haber tardado. ¿Has limpiado tú sola todo esto?
- Hola, y no, también está Tina, aunque está más callada que de costumbre, lleva rara toda la semana. ¿Sabes qué la ha podido pasar para estar así?
- No tengo ni idea.

Tras esto apareció Tina tras el mostrador, y al verme se puso pálida, más todavía de lo que era. Todavía debía estar asustada por lo ocurrido aquella noche.
El día pasó sin pena ni gloria, totalmente monótono por la falta de conversación por parte de Tina, que evitaba estar cerca de mí por todos los medios posibles, pero intentado que Naru no notara nada. Al fin llegó la hora de cerrar, pero esta vez me quedé yo solo, las otras dos salieron a toda prisa a casa. Cerré el establecimiento y volví a mi casa. Cené algo ligero y me acosté. Lentamente mis ojos se fueron cerrando, como si desearan que esa pesadilla se repitiera de nuevo. Finalmente me quedé profundamente dormido.

Me encontraba en un parque totalmente desierto, y envuelto en una niebla tenebrosa. Caminaba muy despacio, observando atentamente cada rincón del lugar, sin perder detalle de nada. Los árboles formaban grotescas figuras que con la poca luz que atravesaba la intensa niebla creaban formas monstruosas. El aire estaba muy viciado, como si estuviera en una cueva. El fluir del agua me llamó la atención, y me acerqué al torrente del que emanaba la cristalina agua. Formé con las manos una especie de cuenco, cogí un poco de agua, y me la eché en la cara. Al abrir los ojos se me hizo un nudo en el estómago. Las manos estaban llenas de sangre, y el agua se tansformó en una riada de sangre, procedente de los árboles, que ya no lo eran, eran montañas de cadáveres que me rodeaban, y el cielo se oscureció. Alcé la vista, y una orda de vampiros ávidos de sangre se acercaban. Yo estaba totalmente indefenso, y en un instante todos los vampiros se abalanzaron sobre mí. Antes de que llegaran a tocarme, una luz cegadora apareció entre esas bestias y yo, haciéndolas desaparecer sin dejar rastro. No distinguía nada en el interior de la luz hasta que se disipó totalmente. Mientras mis ojos se volvían a adaptar lentamente a la luz del ambiente, una figura borrosa se acercaba a mí con paso firme. A cada paso suyo yo retrocedía dos, no sabía quien era y no quería arriesgarme. Cuando mis ojos por fin podían ver algo, vi su cara, esos ojos rojos como la sangre que en tantas pesadillas habían aparecido, esos ojos que vi por última vez mientras clavaba una estaca en su corazón. Me quedé paralizado, no podía creer lo que estaba viendo.

- ¿Qué te pasa, Kira? Ni que estuvieras viendo un vampiro - dijo con una sonrisa burlona.
- No puede ser, no puedes estar viva, yo...yo te maté.
- Ya lo sé, pero antes de eso ya estaba la muerta, o no sabes que los vampiros son muertos vivientes.
- Sí, pero quiero decir que yo te hice desaparecer.
- Es verdad, pero solo he venido para decirte que debes matarme otra vez.
- ¿Qué?
- Lo que has oído, tienes que hacerlo.
- ¿Cómo puedes pedirme eso otra vez? No puedo hacerlo de nuevo, no podría vivir si te volviera a matar. Te quiero más que a nada, y no quiero volver a sufrir la misma tortura que estoy pasando ahora.

Su suave mano acarició mi cara, sonriendo dulcemente.
- Lo siento, pero deberás volver a hacerlo.
- No, no puedo.
- Claro que si.
De repente ella se transformó en vampiro, y me atacó.

De un salto me levanté de la cama. Estaba sudando a chorros como todos los días, pero esta vez no era por la misma causa que las otras, una extraña sensación recorrió mi cuerpo. Fui a la cocina, y mientras estaba preparándome el desayuno, observé el cubo de la basura, y vi la carta de la Sagrada Orden que había tirado ayer. La recogí y volví a leerla con atención. Este sueño debe significar algo, lo presiento. Después de 10 años con la misma pesadilla, y que de repente el sueño cambie es algo sospechoso. Cogí el teléfono y llamé a Naru.
- ¿Diga?
- Naru, soy Kira.
- Hola, ¿querías algo?
- Era para decirte que no iré a trabajar, tengo que irme de la ciudad por una temporada por un asunto familiar.
- ¿Podría saber qué asuntos?
- Lo siento, no quiero hablar de ello.
- Tranquilo, intentaré cubrirte las espaldas, pero no tardes en volver.
- Gracias, y dila a Tina que me perdone.
- ¿Qué tiene que perdonarte?
- Ella lo entenderá. Hasta pronto.
- Que todo te vaya bien.

Colgué el teléfono y me dirigí a mi habitación a preparar las cosas para el viaje. Abrí el armario de par en par, saqué toda la ropa que tenía guardada, y quité el tablón del fondo, descubriendo un compartimento secreto que hice hace mucho tiempo. De dentro saqué mi traje de cazador, un traje de cuero negro, muy flexible, a juego con una gabardina negra, con múltiples bolsillos en ambas prendas, para guardar las armas que usaba en mi época de cazador. Me lo puse, y preparé una mochila con todo el dinero que tenía, comida, y las pocas armas que había conservado. Tras esto, salí de mi casa en busca de un taxi. Encontré uno a pocas manzanas, y me llevó al aeropuerto. Al llegar, me dirigí a la puerta de embarque, y subí al primer avión con destino Budapest.

CONTINUARÁ

2 comentarios:

  1. bueno, bueno, esto promete... yo cambiaria el titulo al blog y le llamaria directamente "Vampiria" ya... jeje

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  2. y ahora hasta cuando tengo q esperar eh eh eh jajajaja
    besos

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