jueves, 29 de abril de 2010

A través de la mirilla

Toc, toc.

Alguien llamaba a la puerta de la habitación. Un hombre sentado en un sillón de cuero negro se levantó. Era una persona grande, 1, 85, muy musculoso, ojos pequeños y penetrantes, cejas espesas, y vestía de forma elegante. Se acercó a la puerta, y mientras dirigía sus ojos a la mirilla, metió su mano derecha en su chaqueta. Observó que era un joven que trabajaba en el hotel, y abrió la puerta sacando la mano de la chaqueta.

- ¿El señor Shaw? - preguntó timidamente el joven botones.

- Si, soy yo - respondió de forma ruda.

- Me han encargado entregarle esto - y le acercó un sobre marrón bastante grande.

- Gracias, chico.

Recogió el sobre de las manos del chico, y cerró la puerta tras de si. Volvió al sillón, abrió el sobre, y sacó su contenido. Eran varios folios, parecido a un informe, y en él figuraban varias fotos de la misma persona, y a su lado un perfil de dicha persona, datos personales, horarios, lugares que frecuenta, etc. Lo miró detenidamente un rato, y después se metió en su cuarto, sacando de su armario un maletín rigido, y alargado. Volvió al salón a recoger los papeles, y salió de la habitación.

Pasó por recepción rápidamente, y en la puerta del hotel había un taxi esperándole.

Minutos después, llegó al centro de la ciudad, enormes rascacielos se elevaban ante él majestuosos. Sin prestar demasiada atención a su alrededor, entro en uno de los edificios, ya algo antiguo, pero igual de alto que los más modernos que le rodeaban. Subía lento, pero firme, hasta que por fín llegó al tejado del bloque. Alli se arrodilló, abriendo el maletín, sacando de él unos prismáticos. Se acercó al borde, y se los llevó a la cara. Observaba el bloque de enfrente, unas oficinas de una empresa. La persona de las fotos del sobre se encontraba alli, metido en un despacho, sentado en una silla giratoria, entretenido con una montaña de papeles que tenía a su lado. Bajó los prismáticos, miró a su reloj, y el cielo. Volvió al maletín, y sacó un pequeño rifle, y un tubo alargado, que lo introdujo en la parte anterior del arma, quedando montado un rifle de precisión. Volvió hacia el borde del edificio, y apoyó el arma sobre un pequeño muro. Lo sostenía, y a través de la mirilla, situó en el centro al hombre de la foto, en concreto apuntaba a su cabeza.

A lo lejos, un ruido cada vez más alto se iba acercando. Un avión despegaba del aeropuerto de la ciudad, y se acercaba a su posición. El sonido se hacia casi insoportable, pero el hombre se mantenía impasible.

- ¿Por qué me gustará tanto mi trabajo? - decia sonriendo para si mismo.

Su dedo índice acariciaba el gatillo lentamente, deseando apretarlo. Ya no oía el ruido de la calle, de los coches pasando a toda velocidad, de los pitidos al formarse un atasco, solo el avión se escuchaba.

BANG

Calló desplomado sobre el suelo, en su cabeza un orificio del que brotaba muchisima sangre, y se vertía sobre el suelo. El rifle cayó a su lado, sin llegar a dispararse por el golpe. Otro visor de precisión observaba el resultado de su disparo. Retiró el arma, guardándola en una bolsa, y se levantó del suelo.

- Cualquiera puede ser observado a través de una mirilla - pensaba Tyler mientras se alejaba de allí.

1 comentario:

  1. eeeeeeeeeey, muy bueno! intuía el final, pero ese Bang! ahi, ha estado genial!!

    P.D: y yo pensaba en la mirilla de la puerta!!!! jajaja

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