sábado, 27 de noviembre de 2010

Hallowed be the name

Santificado sea tu nombre

Los relámpagos de la tormenta iluminan el cielo oscuro de la noche, sin que la luna pudiera mostrar su fino brillo a causa de las oscuras nubes que cubrían el cielo. El agua de la lluvia se acumulaba en las torres de la iglesia, y poco a poco se deslizaba entre las gárgolas que vigilaban la ciudad impasibles, una ciudad enferma, en la que el crimen recorre las calles sin ninguna oposición.

Las gotas de agua que caían del tejado de la iglesia se teñían de sangre, cada vez más oscura a medida que pasaba el tiempo. En una de las torres, la más baja respecto a las demás, en el pico que se elevaba yacía ensartado un hombre, empapándose con el agua de la lluvia y vertiendo su sangre sobre el tejado.

En el interior, en la capilla, la luz de los relámpagos alumbraban durante breves instantes toda la estancia, creando sombras tétricas que helaban el corazón, pero que desaparecían instantáneamente, quedando todo el interior iluminado tenuemente por varias velas. Del centro, una gran figura de Jesucristo crucificado colgaba, y frente a él, detrás de unos pocos peldaños, una larga fila de bancos, en los cuales se sentaban los feligreses en los momentos en los que se daba la misa, pero que ahora se encontraban vacíos.

En los peldaños, se encontraba arrodillado un hombre, vestido con la sotana totalmente negra. Un hombre de avanzada edad, pelo blanco y ligeramente largo, empapado por la lluvia. El agua le recorría la cara, que la tenia tapada con las manos, pensando en lo ocurrido. Las separó de su cara, se presinó repetidamente, y las juntó frente a su cara.

- Perdóname Padre, se que he pecado, y no tengo ningún derecho a pedirte que me perdones, solo quiero que me asegures que el alma de ese hombre pague en su muerte por lo que ha hecho en vida, ya que en vida no ha sufrido el dolor que ha infligido a los demás.

Unas sirenas se oyen acercarse, y las luces rotativas de los coches patrulla coloreaban de rojo y negro la capilla.

- El final se acerca, Padre, ten piedad de tu siervo que solo intenta cumplir con tu voluntad, aunque a veces me desvié del camino, como ha ocurrido hoy.

Alargó la mano, y del suelo recogió un pequeño cuchillo.

- Ha llegado mi hora, apiádate de mi alma.
Padre nuestro, que estás en el cielo
Santificado sea tu nombre....


sábado, 13 de noviembre de 2010

"Amigos"

"Prefiero que quedemos como amigos", una de las mayores mentiras que pueden decirte, pero que nunca falla, siempre te la vas a creer.

Frase que me han dicho cuando era más joven varias veces, y que finalmente ha resultado que no es así.

Uno se llena de valor, tras mucho tiempo pensándolo, incluso años, el decirle a la persona que ves casi todos los días que te gusta, que deseas estar con ella. Sabes que tienes mucho que perder, pero también mucho que ganar, y por mucho que marees el tema, siempre decidirás arriesgarte, lanzarte y decírselo, haber que es lo que pasa. Tantas películas pegajosas del cine no hacen bien, nos separan de la realidad, y la realidad es que el 99 % de las veces te rechazarán, pero siempre aclararan la situación diciendo que prefieren que quedéis como amigos, lo cual te tranquiliza, hasta que poco a poco te vas dando cuenta a medida que pasa el tiempo que no es así, que ya apenas hablas con ella, hasta que finalmente estas totalmente fuera de su vida.

No hay nada peor que arriesgarse por una mentira, una mentira que empieza desde el momento que te dicen esas palabras.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Road to Lisbon

Hace un montón de tiempo que no viajo fuera del país, la verdad es que esta va a ser la segunda vez que voy a salir de nuestras fronteras, la primera fue a Italia, la típica excursión que se hace en el instituto, un larguisimo paseo en autobús, pero muy divertido.

Ahora le llega el turno a Lisboa, al país vecino, cierto es que no me voy tampoco muy lejos, por algo se empieza, pero va a ser mi primera experiencia en un avión, que nervios, jeje.

Nunca me he montado en un avión, apenas los he llegado a ver de cerca, esperemos que no me traicione mi voluntad y me vea bajando de él como un histérico, menuda decepción me llevaría, así que mucha fuerza de voluntad, y a tomar muchas valerianas, por si acaso, jaja.

Al menos me llevo muy buena compañía, y mi amigo Yopo me acompañará en esta aventura, tiene más ganas él de verme montar en el avión que yo mismo, jaja.

Seguro que a la vuelta haremos ambos una buena crónica de nuestra escapadita.


Vemo-nos em Lisboa.