lunes, 21 de febrero de 2011

Abandonado

Todo se detuvo, no se que pudo pasar, pero decidiste que aquí se acababa el camino.
Yo estaba sorprendido, desconcertado, ansioso, no sabía que podía hacer para solucionarlo. Miraba de un lado a otro, pensando en que podría hacer, estaba ya desesperado, no quería que esto acabara así. Empezó a llover, y yo seguía sin creerme lo que había ocurrido, no cesaba en mi empeño, algo se me tenía que ocurrir, tenia que arreglarlo, pero tu ya sabías que no podría hallar solución alguna.

Finalmente me rendí, con la mirada perdida en el horizonte, pensando en lo ocurrido, intentando asimilar lo que había sucedido, mientras la lluvia cada vez se hacía más intensa. Hundí la cara entre mis manos, totalmente desolado, y cuando conseguí reunir unas pocas fuerzas, volví a alzar la vista al cielo, cayéndome las gotas heladas por mis mejillas.

Tras todo, solo quedaba una solución posible. Metí la mano al bolsillo, saqué un pequeño objeto alargado, y acto seguido me lo llevé a la altura de los oídos. Cerré los ojos, respiré profundamente, y decidí que ya era el momento, tenía que hacerlo, había que llamar a la grúa.

Mecago en el puto coche.

2 comentarios:

  1. Cuando no abres el capó y te quedas mirando para el motor como un gilipollas como si fueras a encontrar una solución...creo que esto nos ha pasado a todos...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. a mi más de una vez, y lo que mas me jode es que lo primero que me preguntan es si tiene gasolina el coche, si fuese por eso lo habría detectado fácilmente, jajaja

      Eliminar