martes, 24 de junio de 2014

Reflexiones de notas

Llega la época de exámenes finales, el resultado de 9 meses de sufrimiento y de estudio que irán reflejados en un papel para casa donde pondrán si pasas de curso, o si por el contrario te tocará volver la primera semana de Septiembre al colegio/instituto para tener una segunda oportunidad de sacarlo adelante, lo cual se ve reflejado en la cara de muchos jóvenes (que viejo me acabo de sentir al escribir eso, jaja) al recibir sus notas.

Se da la casualidad de que vivo justo enfrente de un instituto, y hace un par de días al volver a casa y pasar por delante vi como salían los alumnos con sus notas, unos más contentos, otros menos, pero hubo una persona que me llamó la atención. Y es que una chica, no sabría decir la edad, pero no me pareció que llegase aún a los 17, así que supongo que aún estaría en la ESO, salía contentísima, no feliz, era algo más, estaba muy ilusionada, lo que hacía presagiar que sus notas no solo habías sido buenas, sino excelentes. Se acercó a unas chicas que había frente a la puerta, imagino que amigas suyas, y dijo algo que me sorprendió: "He suspendido 4".
Vamos a ver, sales de clase como si te hubiese tocado la lotería, ¿pero has suspendido 4?. Me quedé a cuadros, para mi resultaba incomprensible tal alegría por suspender 4. Puedo llegar a entender hasta cierto punto que pudiese alegrarse un poco si se es muy mal estudiante y ha sacado todo salvo esas 4, pero no mostrar ese júbilo, nos estamos volviendo tontos, y nos alegramos por ello.

Cada generación va a menos, es algo de lo que me estoy dando cuenta, y me refiero a nivel general, siempre habrá estudiantes buenos y muy buenos, pero cada vez yo creo que ese número se reduce. No digo que toda la culpa sea de los estudiantes, que también, pero seguro que también el nivel de exigencia, de compromiso, de interés del profesorado también ha disminuido, son un cúmulo de circunstancias que hace que veas que gente se alegre por cosas así, es bastante preocupante.

Una cosa en la que me pude fijar hace poco también es en datos de la selectividad, ya que tuve que acercarme a mi antiguo instituto, y vi el listado de resultados de la selectividad, aunque no me fijé en los resultados. Cuando yo acabé el instituto, en mi año y años cercanos, ya fueran anteriores y posteriores, iban de media más de 200 alumnos a la selectividad, en la lista que vi ayer no llegarían a 50, es algo muy triste.

Entiendo que no te guste estudiar de más joven, lo entiendo, yo también era así (y sigo siendo), pero la ESO, que es lo único obligatorio, te da unos conocimientos que, en mi opinión, son lo suficientemente fáciles de aprobar como para no estar sufriendo tanto ni alegrándote de esa manera. Evidentemente hay de todo, una asignatura puede darse mejor, peor, pero a un nivel general creo que el nivel de aprobados debería ser mayor del que hay, es un esfuerzo que hay que hacer aunque no te guste, que si quieres seguir estudiando más adelante, podrás elegir algo que te guste y que te resulte menos pesado hacerlo.

Así que si eres un buen estudiante, perfecto, pero si no lo eres, por favor, muestra un poco de amor propio no celebrando con tal alegría un resultado tan pésimo.

miércoles, 4 de junio de 2014

Friki, esa palabra multifuncional

Hacia tiempo que no escribía nada, y la verdad es que tengo un par de temas rondándome la cabeza, aparte de un par de películas que he visto y no he comentado, pero ando bastante liado con el proyecto y me da reparo ponerme a escribir algo que no sea el proyecto, tengo conciencia al fin y al cabo, jaja.

Y una de mis primeras reflexiones preparadas es sobre el uso de ciertos vocablos que sirven para definir un grupo, una afición, o como insulto en su forma más coloquial usada por algunos ignorantes.
Y es que observando un poco las redes sociales y otros medios, te das cuenta que la mayoría de la gente califica a otras personas de una cosa, o se autoproclaman dentro de un grupo social sin serlo, en mi opinión por desconocimiento del verdadero significado de la palabra.

Supongo que visto así el concepto que quiero explicar es algo abstracto, tendré que recurrir a los ejemplos, y la idea que quiero exponer quedará más clara.

Y es que para todo tipo de descripción se usan los adjetivos, cada cual con sus grados de intensidad hasta llegar a lo más extremo.
Un ejemplo sencillito podría ser la palabra "heavy". Es un estilo musical, aparte de describir a los amantes de dicho género, pero digamos que en un nivel más extremo, no todo el mundo puede calificarse de heavy aunque muchos se incluya. En mi caso, por ejemplo, me gusta la música heavy y el rock, pero no por eso se me podría calificar de heavy, ni para bien ni mal, soy un simple aficionado. Un heavy no es solo un amante de la música, la vive, es un estilo de vida, las típicas mallas, largas melenas, camisetas de Iron Maiden recorriendo todos los pubs de rock. Otros lo usan como término despectivo, aunque realmente la gente no se lo toma en serio, igual que cuando la gente pretende ofender a los de León llamándonos cazurros.

Ya va quedando más claro lo que quiero explicar, pero quiero centrarme más en el término del título de la entrada, la palabra friki.
Es una de las palabras más explotadas para describir a grandes aficionados a algo, porque se ha acabado generalizando para todo añadiendo después de ella el campo al que quiere hacerse referencia: friki del metal, friki de la informática, friki de las series, etc., por lo que ha perdido cierta esencia que la hacia especial, porque para mí la palabra friki hará referencia principalmente a dos campos, los comics y los videojuegos, aunque para lo segundo desde hace unos años se está acuñando la palabra "gamer", aunque aquí la usaré para ambas cosas.
Hace no muchos años ser un friki suponía ser el distinto de la clase, el rarito;hacia que te mirasen raro y te despreciaran a veces, así que tenías que ocultar esa faceta al resto, como si fueras culpable de algo horrible. En esos momentos ya empezó a hacerse el mal uso de la palabra, ya que se tachaba de frikis a unos simples aficionados, algo que a día de hoy ha dado un cierto vuelco esa situación, ahora lo normal es que a los niños les gusten los videojuegos, y en menor medida, los comics, ahora a los que se les acusa de frikis es a los adultos que conservan esa afición, la generación mía y anteriores no nos quitaremos esa X de la frente, jeje.

¿Y como usar friki de una forma correcta? En esto quiero hacer una distinción, ya que en un campo me es más sencillo aplicarla que en otro.
En la parte que atañe a los videojuegos es más complicado de distinguir el límite, yo aún estoy por descubrir cual es ese límite, porque el requisito para ser friki de los videojuegos es gustarte mucho, tal vez podría valorarse la posibilidad de que un friki de verdad de los videojuegos sean esas personas que tienen muchos videojuegos, varias plataformas, acuden asiduamente a eventos relacionados con ellos, o se disfrazan de protagonistas de ellos.
En la parte relacionada con los comics creo que la separación es más simple, aunque reune más o menos los mismos requisitos, pero en esto los comics difieren de los videojuegos de que son algo que no son de tan dominio público como los propios videojuegos. Hay gente, como es mi caso, que les encantan los comics o mangas japoneses, los leen, ven las series animadas, hacen dibujos relacionados con esas series, pero aún así no son considerados frikis, o no deberían, porque los verdaderos frikis son los que lo viven, acuden y organizan eventos sobre ello, como las expomanga, que cada vez son más numerosas, se disfrazan, y no sólo en las propias expomangas, incluso un día normal pueden llevar algún disfraz, esa gente si es la que se merece ser llamada friki.

Como quiero dar a entender, para mi decir que alguien es friki es el grado más alto, el superlativo por excelencia, pero ahora está de moda llamarse friki porque así se creen más guays, y acaba perdiendo su significado, como todas las palabras que se usan en exceso y mal.

Es una reflexión un poco tonta, pero me ha hecho gracia leer muchas cosas, y me parecía interesante esta idea que me rondaba la cabeza.